Siempre digo que el YOGA ha puesto mi vida patas arriba. Lo digo literal porque ponerme con la cabeza en el suelo y los pies arriba, me deja nueva. Pero el yoga no solo es hacer invertidas ni estiramientos, de hecho el yoga no es nada de eso. YOGA significa yugo, unión, una sola cosa, pero para mí, significa oír a mi cuerpo, proponerle cosas y tener sensaciones diferentes.
La gente que practica el YOGA afirma sentirse una «persona mejor», porque si tu cuerpo se siente bien, te sientes mejor, pero no es solo eso. La gente que practica YOGA afirma «sentirse mejor con los demás y con lo demás», y esa es la «unión». El otro día leí que «uno de los objetivos del yoga es desentrañar los fallos inherentes a la condición humana, que definiré sencillamente como una desoladora capacidad para la satisfacción». La verdad, me quedé mucho rato pensando en esa frase. Y… cuando yo acabo mi sesión de yoga, si me siento satisfecha, pero como una satisfacción larga y calmada, diferente a cuando acabas un partido o una carrera…
Tras una lesión bastante complicada (una fractura de escápula) conocí a Elsa, mi profesora de yoga. He probado otros profes y otros métodos y todos aportan algo pero Elsa es «mi justa medida», y como por arte de magia siempre sabe lo que necesito. Así me propone sesiones con mucha extensión cuando he pasado más tiempo trabajando sentada y sesiones más acrobáticas cuando me siento más suelta. Un lujo.
Si queréis más información sobre el YOGA o sobre ELSA, no dedéis en visitar su web y ver los vídeos que hay en ella, donde Elsa da pautas sobre movimientos, respiración y consejos sobre yoga: