Cuando hace diez años dejé la educación para dedicarme al entrenamiento personal, la imagen de la profesión que tenía en mi cabeza era muy diferente a la que tenían mis colegas y muy diferente a la que hoy se vende.
A los pocos meses de empezar a trabajar en Gymhome, de la gran Loles Vives, un colega de otra empresa, me dijo que el truco de este trabajo era «hacerte imprescindible para el cliente». Sentí una confusión enorme, porque para mí, el truco y la misión era la contraria. Quería (igual que a mis alumnos de educación física) enseñar a los clientes a entrenarse ellos mismos, enseñarle la razón por la que hacíamos cada cosa para que pudieran utilizar los huecos de su ajetreada vida para entrenar.
Este año, que me he volcado más en la preparación física y vivo entre dos ciudades, pero que tengo un contacto semanal con mis clientes, me he dado cuenta de que lo he logrado. Todos son capaces de hacer entrenamientos por si mismos, no solo por conocimiento de contenidos si no, sobre todo, tienen la motivación para hacerlo.
Así que esta mañana me he despertado y he sonreído, al menos eso he conseguido!